ANDREW HANCOCK/THE PLAYERS' TRIBUNE

Carta a Mi Yo Más Joven

Querido Yonder de ocho años,

Tienes que dejar de llorar. Sé que tienes miedo. Sé que no sabes que está pasando. Sé que nunca has estado en un avión – ni siquiera habías visto uno antes. Y que le tienes miedo a las alturas. Es irónico, porque ahora mismo estas asustado porque la pequeña avioneta que te está llevando a ti, a tus padres y a tu hermana, no está volando lo suficientemente alto. Esta volando muy cerca del suelo.

Pero tiene que volar bajo. Porque si no lo hace, puede que alguien vea el avión.

Mira a tu alrededor. El avión es muy pequeño, y los únicos que caben son ustedes cuatro y el piloto. Las luces están apagadas. No hay ni una maleta. Esta oscuro y hay mucho ruido. Pero si ignoras el sonido de las hélices, puedes escuchar a tus padres llorando, igual que tú. Y tu hermana menor, Yainee, está sentada al lado tuyo sin hacer mucho ruido – en su vestido blanco como la princesa que es.

¿Tú crees que no sabes lo que está pasando? Ella no tiene ni idea.

Pero los dos tienen que confiar en papá y mamá. Ellos tienen un plan y saben lo que están haciendo.

Probablemente ya te diste cuenta que el avión está empezando a volar un poco más alto. Es porque ya pasaron la costa de la Habana. Ya es seguro. Pronto saldrá el sol y brillará del lado izquierdo del avión, y mientras más lejos estés de la costa cubana, más te acercas a tu nueva vida en los Estados Unidos.

Si, Yonder. Vas a los Estados Unidos.

Yonder Alonso

Ya se. Mamá y papá no te han dicho nada. Cuando papá vino a tu cuarto a las 3:30 a.m. y te despertó, lo único que dijo fue, “Nos vamos de viaje.” No te dijo que trajeras nada. Solo dijo, agarra tu bate de practica y métete en el carro.

Tus padres no le dijeron a nadie que se iban hasta el último momento. No podían. Tenía que ser un secreto porque si la policía o alguien del gobierno se enteraba que tus padres planeaban irse, los hubieran metido en la cárcel.

Por eso es que había tan poca gente en la pista de aterrizaje para despedirse. ¿Te diste cuenta como estaban tomando fotos en la oscuridad con esas cámaras desechables marca Kodak – las amarillas pequeñitas? Bueno, veras esas fotos en unos años. Te darás cuenta que no hay nadie sonriendo en ninguna de las fotos. Todos tienen los ojos rojos por el flash, pero igual podrás ver que todos estaban llorando. Todos se verán…

Bueno, se verán como tú te sientes ahora mismo.

Muerto de miedo.

Pero quiero que tomes ese miedo que sientes, y lo multipliques por 100.

Así es como se sienten papá y mamá.

Están a punto de empezar de cero en un país nuevo donde no dominan el idioma – ninguno de ustedes lo domina – y tendrán que construir una vida nueva para ellos, para ti y para Yainee. Y lo tendrán que hacer sin nada.

Seguro que estas esperando que yo – o quien sea – te diga que todo va estar bien. Que tu vida en América será increíble. Que todos los sueños de tu familia se harán realidad y que vivirán felices por el resto de sus vidas.

Pero no es así de fácil.

Tus padres están dejando pobreza por pobreza. Cuando lleguen al aeropuerto de Miami, tu familia será recibida por la inmigración de los Estados Unidos. Los oficiales les harán unas preguntas a tus padres, y después de bastante papeleo, simplemente les dirán “Bienvenidos a los Estados Unidos.” Y los dejaran pasar libremente.

Yonder Alonso

¿Pero libremente de ir a dónde?

¿Y libres de hacer qué?

Recuerda, no trajeron maletas. No trajeron nada. Solo tienen la ropa que tienen puesta… y tu bate de práctica. Tus padres no tienen casi nada de dinero. No tienen trabajo. Ni donde vivir.

Pero eso está bien, porque papá es muy rebuscado.

Tu sabes a lo que me refiero. Tu básicamente lo ayudaste a manejar sus negocios ilegales en el apartamento de la familia en Cuba. Tu entregabas paquetes por él por todo el pueblo. Él sabía que era menos probable que la policía molestara a un niño en la calle, así que él te daba lo que guardaba debajo de su cama y tú lo metías en tu bolso y lo entregabas por él. Limones a la casa de la señora María. Cebollas para la familia al final de la calle. Papas. Frijoles. Limas. Papá siempre tenía algo guardado y listo para vender – cosas que la gente necesitaba porque el racionamiento impuesto en la libreta por el gobierno apenas y alcanzaba para sobrevivir. Y después que las familias usaban todos los cupones de su libreta, la mayoría no podía comprar mucho más en las bodegas locales.

Pero papá tenía conexiones.

Él fue un jugador de beisbol en Cuba, y era medio famoso. Todos sabían quién era, incluyendo los agricultores. Así que él compraba y vendía artículos ilegalmente – artículos que la mayoría de la gente no podía comprar por el costo o no podía conseguir porque había demasiada demanda. Básicamente, él manejaba un mercado negro de frutas y verduras a bajos precios desde su cuarto. Él pudo haber ido a la cárcel. Pero como estaba ayudando a la gente, nadie lo delató. Además, como dije, el conocía a todo el mundo.

¿Cómo crees que consiguió el avión en el estas ahora mismo?

El conocía a alguien que lo ayudó.

Pero en los Estados Unidos, el no conoce a nadie.

Bueno, en realidad si hay una persona en Miami que si conoce – un tipo con el que él jugaba beisbol en Cuba, quien había escapado en un bote hace unos años y que ahora trabaja en un almacén en Miami. Y esa conexión es lo único que papá necesita para empezar.

Tú y tu familia se quedarán con ese amigo de papá en Miami por unas noches. En menos de una semana, él le habrá conseguido un trabajo a papá en el almacén y papá habrá conseguido un apartamento mínimo de un cuarto. La primera vez que tengan que pagar el alquiler, papá no tendrá el dinero. Él va a tener que pagar tarde. Pero él va a resolverlo pronto. Él va a conseguir un segundo trabajo como entrenador en una academia de beisbol. Luego conseguirá un tercer trabajo como umpire. Y un cuarto trabajo limpiando oficinas y almacenes los fines de semana. Y mamá conseguirá dos o tres trabajos también.

Tu trabajo va a ser bien fácil: Sacar buenas notas en el colegio, jugar beisbol, y cuidar de ti y de tu hermana Yainee.

Papá y mamá van a tener que trabajar hasta tarde casi todas las noches. Los verás en las mañanas, alrededor de las seis cuando vayas al colegio, pero tú y Yainee normalmente estarán dormidos en el sofá para cuando ellos lleguen a casa todas las noches, así que no los verás hasta la mañana siguiente.

La mayoría de las noches, te tocara hacer la cena para ti y tu hermana. Muchas de las comidas serán en el microondas. Perros calientes. Palomitas de maíz. Hasta huevos.

Cuando las cosas vayan bien, papá y mamá tendrán un poco de dinero extra y una noche libre en la que podrán comprar una pizza pequeña para los cuatro. O a veces los miércoles, cuando un restaurante de comida rápida que se llama McDonald’s tiene una promoción de hamburguesas por 39 centavos, papá comprara 20 y las pondrá en la nevera, y tú y Yainee llevaran una hamburguesa fría al colegio por una semana y media.

Para cuando queden las ultimas hamburguesas en la nevera, el pan de abajo estará empapado en el jugo de los pepinillos y todo sabrá… viejo. Va a ser asqueroso. Hasta el día de hoy, odio el jugo de penillo por esas hamburguesas viejas.

Yonder Alonso

Pero así se las arreglaran.

Vas a tener la suerte de vivir en un barrio donde todos son cubanos, como tú. Se verán como tú. Hablarán español, como tú.

Y serán muy pobres.

Como tú.

Será cuando vayas al colegio que te sentirás solo. Como que no encajas. En el colegio no hablarán español. Y aunque te enseñarán algo de inglés, te va a tocar aprenderlo tú mismo.

Vas a aprender un poco viendo las noticias en TV. Mamá usara el VHS para poner películas como Free Willy y Rookie of the year (esa es de beisbol… esta te va a gustar). Las películas tendrán subtítulos para que puedas ver las palabras en español, escucharlas en inglés y puedas emparejarlos con lo que pasa en la pantalla. Vas a verlas tanto que podrás repetir las líneas – en inglés – palabra por palabra.

Apuestoa podría hacerlo todavía.

Pero incluso cuando entiendas mejor el inglés y la escuela sea un poco más fácil, habrá un sitio donde te sentirás más cómodo que cualquier otro en el mundo. Más cómodo que en tu barrio cubano en Miami. Más cómodo que hasta cuando estabas en Cuba.

Ese es el campo de Beisbol.

Ese bate de practica en tus manos – ese palo de escoba que usabas para pegarle a frijoles y tapas de botella las calles de la Habana – es solo el comienzo. Cuando papá consiga el trabajo en la academia de beisbol, empezaras a jugar y entrenar ahí, y el español se convertirá en tu segundo idioma. Inglés, tu tercero.

Beisbol va a ser tu primer idioma.

Cuando crezcas lo suficiente – alrededor de tu segundo año de bachillerato – Papá te va a preguntar que empieces a trabajar con él los fines de semana limpiando oficinas y almacenes. Tu pensarás que es una buena idea. Pensaras que papá te dará 20 o 25 dólares cada fin de semana trabajando con él. ¿A la gente que trabaja le pagan verdad? Y ya tendrás 16 años de edad, listo para tener dinero para ti. Dinero para ir a ver películas con tus amigos. Para comprar cosas para ti. Quizás hasta para ir a una cita con alguna chica.

¿Sabes?… como un adolescente normal.

Pero no.

Te darás cuenta rápido que papá no te está preguntando que vengas a ayudarlo.

Te está diciendo.

“No te puedo dar 20 dólares,” te dirá. “Necesitamos ese dinero para pagar el alquiler. Me tienes que venir a ayudar.”

No lo pienses dos veces, Yonder – Sé que no lo harás. Para esa edad, ya abras visto lo duro que trabajan papá y mamá. Tú mismo entenderás lo que significa trabajar duro por cómo has estado entrenando en el campo de beisbol. Y más que nada, sabrás que cada dólar ayudará muchísimo a tu familia.

Mamá y papá son muy orgullosos. Cuando lleguen a Miami, las personas de la oficina de inmigración le darán un libro de estampillas a tus padres. Son estampillas de comida. Es parte de un programa de asistencia del gobierno para familias con pocos o ningún ingreso. Puedes usar las estampillas en los mercados, como si fuera dinero.

Pero le recordará a mamá y papá de Cuba – de la libreta. Les recordará de lo que dejaron, y de porque lo dejaron. Y nunca usaran esas estampillas, con todo y que son como dinero gratis.

Ellos van a querer ganarse todo lo que tengan.

Y tú los ayudarás. Vas a renunciar a tus fines de semana con tus amigos. Renunciarás a tus años de adolescencia no solo al beisbol, pero también a tu familia. Te arrodillarás y limpiarás cualquier baño que haga falta limpiar, harás lo que haya que hacer.

Pero el plan de papá y mamá no es que tu pases tu vida limpiando baños o almacenes, Yonder. Te lo prometo que no es.

El plan es que tu juegues beisbol.

Que juegues profesional, como papá.

En América, ser un jugador de beisbol profesional puede proveer para su familia por el resto de sus vidas. Esa va a ser la meta de tu familia para ti. Esa va a ser tu meta.

No te voy a mentir… llegar a las grandes ligas se va a sentir como vida o muerte. Como que no hay ninguna otra opción.

Pero nunca sentirás presión.

Solo será… la vida.

Será lo que tienes que hacer por tu familia.

Lo que me trae al 2005. Junio. El draft de MLB. Vas a acabar de haber terminado el bachillerato, y tendrás varias ofertas para recibir becas universitarias – y una de ellas, la de tus sueños, la Universidad de Miami – para jugar beisbol e ir a la universidad gratis.

Pero en la 16ta ronda, un equipo profesional, los Twins de Minnesota, te tomarán en el draft. Tendrás la opción de firmar un contrato profesional. De que te paguen por jugar beisbol.

Papá y mamá te dirán que no lo hagas.

[Papá] se retiró del beisbol y dejo su sueño de proveer una vida mejor para ti y Yainee – para que tú pudieras tener una oportunidad de vivir tus sueños.

Yonder Alonso

Tu sabes que papa jugó beisbol profesional en Cuba. Pero lo que no sabes es que él tuvo la oportunidad de jugar en las ligas menores en los Estados Unidos.

Cuando estaba jugando para los Industriales en Cuba, él era muy bueno, y conocía a unas personas que le dijeron que, si se iba a los Estados Unidos, le podían conseguir un entrenamiento con un equipo profesional. Ellos tenían conexiones. Pero para papá, eso significaría dejarte a ti, mamá y Yainee en Cuba – lo cual no era una opción – O llevarlos a alguna pequeña ciudad en Estados Unidos donde le pagarían casi nada por jugar beisbol. Donde no hablaban español. Donde pasaría la misma cantidad de tiempo de viaje y en hoteles, que la que pasaría en casa con su familia.

Él pensó que eso sería egoísta. Entonces decidió que su vida no sería acerca el, o acerca beisbol. Sería acerca de su familia. Así que se retiró del beisbol y dejo su sueño de proveer una vida mejor para ti y Yainee – para que tú pudieras tener una oportunidad de vivir tus sueños.

Tú sueño es jugar en las grandes ligas. Pero mamá y papá saben que llegar a las grandes ligas siendo seleccionado en la 16ta ronda del draft es muy difícil. Y si el beisbol no funciona, ellos no quieren que tu vida después del beisbol sea como la de papá – una vida en la que cada día es una lucha solo para proveer para tu familia. Ellos quieren que tengas otras opciones además del beisbol.

Así que ellos te dirán que no firmes el contrato profesional y que aceptes la beca para estudiar en Miami.

Incluso si eso significa que tengan que limpiar oficinas y almacenes por tres o cuatro años más.

Cuando llegues a la Universidad de Miami, vas a estar más motivado de lo que has estado en toda tu vida. Primero por la competencia. Vas a jugar en la Atlantic Coast Conference, que es una de las mejores al nivel colegial. El nivel va a ser tan alto, que se sentirá casi como si fuera una liga profesional.

Pero jugar beisbol colegial e ir a la universidad gratis no ayudará a mamá y papá a pagar las cuentas en la casa. Los ayudarás a limpiar oficinas y almacenes. Van a haber tardes en las que está haciendo un calor de 100 grados y estarás en un almacén sin aire acondicionado con papá y mamá, vaciando basuras, limpiando baños y matando cucarachas y hormigas que están buscando los derrames de café cubano con azúcar en los pisos y escritorios. Y para ese entonces, Yainee va a estar ahí contigo. La pequeña niña sentada al lado tuyo en el vestido blanco, estará limpiando los basureros y los cubículos.

Verás eso y pensarás, esto es suficiente.

Esto ya no es para nosotros.

Nosotros merecemos algo mejor.

ELLA se merece algo mejor.

Así que vas a empezar a utilizar las mismas habilidades que tu papá.

Papá es una gran persona. Es honesto, confiable y trabajador.

Pero él no tiene ningún problema en romper las reglas para proveer para su familia. Tu aprendiste eso cuando lo ayudabas a vender frutas y vegetales en Cuba.

Así que pensaras en una forma en la que puedes proveer para tu familia – ensenándole a niños lo que sabes hacer mejor.

Douglas Jones/Icon Sportswire

Batear.

Además de ir a la universidad, jugar beisbol y limpiar oficinas y almacenes con tu familia, llevaras un grupo de niños de 11 y 12 años de edad a las cajas de bateo en Miami y los entrenarás.

Después de los juegos en casa, cuando todo el mundo se haya ido, reunirás a los niños a los que entrenas y los llevarás a las cajas de bateo de los Huracanes sin que nadie se entere. Si puedes tener 3 niños por 20$ la hora, eso son 60$ para tu familia. Comida en sus bocas. Quizás unos días más de techo sobre sus cabezas.

También habrá días en los que juegues de visitante fuera del estado – en Virginia, o Carolina del Norte o algún otro lado – y cuando el avión del equipo llegue a Miami, normalmente alrededor de la media noche, papá estará esperándote porque necesita ayuda con un almacén que hay que limpiar en la noche. Tú iras con él, y cuando lleguen al almacén y papá encienda la luz, rezaras para que no esté tan sucio. Que sea una de las pocas veces que será una fácil y no tomará toda la noche.

La mayoría de las veces, si te tomará toda la noche. Pero papá y tu terminarán el trabajo, luego irán a la casa, te bañarás, e igual llegarás a tiempo a tu clase a las 8 a.m.

Si eso te parece que es mucho trabajo, Yonder, solo ve a papá. Vas a aprender a trabajar duro. No importa lo que pase, vas a ver cómo te las arreglas.

Igual que papá y mamá.

En el 2008, después de tu tercer año en Miami, entrarás al draft de la MLB. Tú, tu familia y un gran grupo de amigos estarán en el restaurante americano que se llama T.G.I. Friday’s. Esta vez, tienes la oportunidad de que te tomen en la primera ronda, no la 16ta.

Te vas a emocionar bastante cuando llegue el 6to turno de la primera ronda. Ese es el turno de los Florida Marlins, quienes juegan en Miami.

Pero ellos no te tomarán.

Un equipo que se llama los Reds que juegan en una ciudad que se llama Cincinnati tendrán el séptimo turno. Te vas a voltear y decirle a Yainee, que está justo al lado tuyo, y dirás, “Creo que los Reds me van a tomar. De verdad que sí.”

Y luego verás tu nombre en la pantalla de TV.

Vas a empezar a llorar – estarás llorando de la misma forma que estas llorando ahora mismo en el avión. Pero esta vez no será de miedo o incertidumbre.

Vas a llorar porque lo lograste Yonder.

Lo hiciste.

Esta vez sí firmarás un contrato para jugar como un beisbolista profesional, y te pagarán 4.55 millones de dólares por cuatro años. Más dinero de lo que tú y tus padres habían soñado. Y finalmente podrás respirar tranquilamente. Te sentirás como si estabas cayendo en picada por 12 años – desde que papá te despertó en el medio de la noche y dijo, “nos vamos de viaje.” Y cuando levantes la pluma después de haber firmado el contrato y que sea oficial, va a ser como abrir un paracaídas. Todo va a estar bien finalmente, y mamá y papá y Yainee nunca tendrán que limpiar ningún baño o almacén por el resto de sus vidas.

Jeff Gross/Getty Images

¿Te acuerdas cuando eras más pequeño e ibas a ver a papá jugar beisbol? Caminabas desde la casa de tu tío Nenito, y era tarde en la noche y estaba oscuro. No había luces en las calles. Cuando estaban llegando al estadio, todo lo que podías ver eran las luces del estadio iluminando el campo de beisbol. El estadio era como una catedral. La Meca. Un lugar sagrado.

Y pensaste, whoa. Esto es lo que quiero. Aquí es donde quiero estar.

Bueno, si llegarás a ahí Yonder.

Después que los Reds te tomen en el draft, vas a pasar unos años en las ligas menores, y viajaras por todos los Estados Unidos jugando beisbol con diferentes equipos. Florida. Hawái. Carolina. Arizona. Kentucky. Jugaras por todos lados. Pero en septiembre del 2010, los Reds te van a llamar y te van a decir que quieren que juegues con el equipo de grandes ligas por el resto del año. Tomarás un avión a Cincinnati, y mamá, papá y Yainee volaran desde Miami para verte.

Yonder Alonso

Cuando llegues al estadio Great American Ball Park, ellos estarán esperando por ti. Saldrás de la casa club, y ellos estarán sentados al lado del dugout.

Quiero que veas a tu familia otra vez en ese avión. Ahora, quiero que te imagines esto: Tienes 23 años de edad y estas usando el uniforme de los Reds de Cincinnati, y saldrás del dugout y veras a mamá, papá y Yainee en las gradas. Ellos están bien vestidos. Se ven con buena salud y felices. Caminas hacia ellos y papá y Yainee están parados arriba tuyo. Pensaras en todos los almacenes que limpiaron juntos. Las hamburguesas frías de McDonald’s con esos pepinillos desagradables. Los huevos hechos en el microondas. Las estampillas de comida que nunca usaron. El avión. Todo.

Y ahora están aquí, como una familia, viviendo el sueño americano.

Papá te estará viendo como diciendo, lo hiciste Yonder.

Y tú lo estarás viendo a él como diciendo, Tú lo hiciste papá.

La mirada en la cara de papa será invaluable – Orgulloso.

Y pensaras, ah… ese pobre tipo.

Él va a haber pasado por tanto Yonder. Trabajando por años y años – toda su vida – para asegurarse que Yainee y tu tuvieran una oportunidad de tener una vida mejor.

Y lo lograron.

Ni te voy a decir lo que vas a sentir en ese momento. Te dejare eso para que lo sientas cuando llegue el momento.

Pero si te diré que, en ese momento, todavía no vas a haber entendido todo lo que papá sacrifico por ti y tu familia. Pero hoy, mientras escribo esto, si puedo decir que entiendo, porque ahora ya tengo mi propia familia – mi hermosa esposa, Amber, y nuestro hijo de un año de edad, Troy. Y cuando los veo, entiendo cada sacrificio que papá hizo… porque yo haría esos mismos sacrificios por Amber y Troy si eso es lo que hace falta para que tengan una vida mejor.

Pero gracias a papá, yo no tengo que hacer eso sacrificios.

Papá ya los hizo.

Brad Mangin

Bueno, me imagino que ya la luz del sol llenó el avión, todos dejaron de llorar y probablemente ya puedes ver Florida por la ventana. Ya debes estar por llegar a Miami, listo para tu nueva vida – una vida difícil, pero que ciertamente valdrá la pena, si trabajas duro y haces las cosas que tienes que hacer.

Pero antes que me vaya, una última cosa…

¿Sabes que a papá le encantan las galletas

Si, galletas.

Seguramente no sabes porque en Cuba no había galletas – o por lo menos tu familia no las podía comprar. E incluso si podían comprarlas, solo había un tipo de galleta.

Pero si, le encantan. Y cuando lleguen a Miami, y papá tenga cuatro trabajos, y mama tres y alquilen una casa en un barrio cubano, habrán unas veces que papá te dará dos dólares para que compres almuerzo en el colegio. Sabes, las veces cuando las cosas van bien y tienen unos dólares extra – lo cual no será muy a menudo.

Pero muchas de esas veces, no vas a comprar almuerzo con ese dinero. Lo vas a guardar. Y después del colegio, iras al supermercado que está cerca de la casa y comprarás un pan cubano. No, no los pancitos que comías en Cuba. Pan de verdad. Un gigante y delicioso pan. Lo llevarás a la casa, lo picarás por la mitad y le pondrás mantequilla, y uno de esos panes será suficiente para una buena cena para ti y Yainee.

Esas van a ser buenas noches para ti y tu hermana.

Pero quiero que me hagas un favor: De vez en cuando, cuando guardes esos dos dólares y no comas almuerzo, no compres el pan tampoco. En vez de eso, ve al pasillo de las galletas y cómprale una caja de galletas a papá – de las mejores que puedas conseguir. Guarda el dinero por semanas si hace falta.

Pero él se lo merece – y mucho más que eso.

Ya sé que ya te dije que todo va a estar bien, y llegarás a las grandes ligas y cuidarás de tu familia. Pero eso no hará los momentos difíciles que vienen menos difíciles. La vida no será justa todo el tiempo. Así que de vez en cuando, asegúrate de decirle a papá y mamá que sabes lo que ellos están haciendo – y lo que han hecho. Dales las gracias. Porque tu harás unas cosas grandiosas en tu vida… pero ninguna será posible sin ellos.

La vida va a ser bien difícil. A veces pensaras que es muy difícil. Pero sigue trabajando. Como papá. Consigue una forma de resolver. Vas a sacrificar bastante. No vas a tener una niñez. Pero va a ser un juego de niños lo que te salve a ti y tu familia de la pobreza, y vas a poder jugarlo para ganarte la vida. Esa va a ser tu forma de salir de la pobreza.

Así que prepárate, niño. Ya puedes dejar de llorar. El avión está a punto de descender, y cuando las ruedas del avión toquen en los Estados Unidos y te bajes del avión, ahí es cuando tu nueva vida va a empezar.

Ponte a trabajar.

Y nunca dejes de trabajar.

— Yonder

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